sábado, 18 de junio de 2011

Cuanto cuesta un milagro
Micaela, una niña de ocho años oyó a sus padres decir que su hermanito Andrés estaba muy enfermo y que ellos no tenían el dinero necesario para pagar la operación que podría salvar su vida. «Sólo un milagro puede salvarlo», les oyó decir.
Micaela, fue a su habitación y sacó de un frasco todos sus ahorros. Vació el contenido y con todas las monedas que tenía fue a la farmacia. Esperó con paciencia al farmacéutico que estaba muy ocupado hablando con otro hombre.
Por fin, molesto, le preguntó. - ¿Qué necesitas? - Estoy conversando con mi hermano que vino de Chicago y al que no he visto en mucho tiempo – añadió, sin esperar que la niña respondiera su pregunta.
- Es por mi hermano, dijo la niña - está muy enfermo y quiero comprarle un milagro.- ¿Cómo? - preguntó el boticario.- Se llama Andrés y tiene algo muy malo que le está creciendo dentro de la cabeza. Dice mi papá que sólo un milagro le puede salvar. ¿Cuánto cuesta un milagro?
- Aquí no vendemos milagros, lo siento, pero no puedo ayudarte - contestó éste, con un nudo en la garganta.
- Mire, tengo dinero para pagarlo. Si no es suficiente, conseguiré lo que falte. Dígame cuánto cuesta.
El hermano del farmacéutico era un hombre muy elegante. Se inclinó, y preguntó a la niña:- ¿Qué clase de milagro necesita tu hermano?- No sé, respondió Micaela, mientras sus ojos se llenaban de lágrimas. Lo que sé, es que está muy enfermo y dice mamá que necesita una operación, pero como mi papá no puede pagarla, quiero hacerlo yo con mi dinero.
- ¿Cuánto tienes? - preguntó el señor que venía de Chicago.- Un dólar y once centavos - respondió Micaela con voz apenas audible. Es todo lo que tengo, pero si hace falta, puedo conseguir más.
- ¡Qué casualidad! - dijo sonriendo, un dólar y once centavos es justo lo que cuesta un milagro para tu hermanito. Seguidamente, el hombre recogió el dinero en una mano y con la otra tomó la mano de la niña y le dijo:- Llévame a tu casa. Quiero ver a tu hermano y conocer a tus padres, para ver si tengo la clase de milagro que necesitas.
Aquel hombre bien vestido era el Dr. Armstrong, especialista en neurocirugía, quien realizó la delicada operación. Al poco tiempo, Andrés se había restablecido totalmente.
La madre emocionada comentó: Esta operación fue un milagro. ¿Cuánto habrá costado? Micaela sonrió. Sabía exactamente cuánto costaba un milagro: un dólar y once centavos...
Cuando Jesús les dijo a sus apóstoles que deberíamos ser como niños, se refería a la FE que debemos tener para alcanzar las metas inalcanzables.
“Micaela es un gran ejemplo, ella salió de su casa convencida de conseguir el milagro para su hermano, sólo porque en su Fe e inocencia estaba el verdadero amor de Dios”

miércoles, 8 de junio de 2011

Desafiar lo imposible

En una revista vi un artículo titulado: «Desafiar lo imposible» La nota trataba sobre un alpinista profesional, que había dedicado gran parte de su vida a escalar los picos de las montañas más peligrosas y altas del mundo. Por su habilidad y sus logros, era reconocido como uno de los mejores escaladores del mundo.
Pero enfrentarse a este tipo de aventuras tiene sus consecuencias y en muchas oportunidades su salud se vio afectada. En una oportunidad los resultados fueron de extrema gravedad, por lo que tuvieron que amputarle siete dedos de sus pies que se habían congelado. A pesar de todo, siguió sin acobardarse y continuó estudiando formas de continuar desafiando lo imposible.
Después de leer esta nota, recordé que hace diez años, tuvimos que sufrir un terrible problema económico. El negocio no funcionaba, las deudas fueron aumentando y superaban toda posibilidad de hacer frente a los más mínimos compromisos con los acreedores y bancos. Lo más duro de esta situación era que teníamos una gran posibilidad de perder nuestra única casa y el salón comercial.
Teníamos dos opciones, una era deshacernos de la propiedad, antes de que los acreedores tomaran control sobre ella o «desafiar lo imposible»
Nuestra conciencia nos decía que lo primero, aunque la mayoría de las personas lo hacen para salvar su posesión, no era lo correcto, interiormente sentíamos que Dios no nos permitía hacer algo que ante Sus ojos no era lo correcto.
Aunque consideres que la decisión fue una locura, elegimos la segunda opción. ¡Si! Decidimos «desafiar lo imposible»
Y ese desafío fue poner toda la situación en manos de Dios. Te preguntarás ¿Poner en juego una propiedad solamente por fe? Si, lo hicimos simplemente por fe y aceptando el riesgo de perderlo todo y quedarnos en la calle.
Te digo que al principio fue muy duro, cuanto más le pedíamos al Señor para que interviniera, más llamadas de acreedores recibíamos, cuanto más clamábamos a Dios, mas cartas llegaban de los abogados reclamándonos el pago de las deudas y la posibilidad de perderlo todo, cada día era más real.
Buscábamos consejos de amigos, esperando que tal vez alguien podría darnos una palabra de ánimo, que nos aportara un poco de paz.
Un día fuimos a visitar a Dan, un gran consejero y amigo. El nos dijo una frase que jamás olvidaremos por el resto de nuestras vida y que sobre todo nos ayudo a encontrar esa paz tan anhelada: «Esperen con paciencia, porque Dios va hacer algo muy grande en sus vidas» palabras simples pero que fueron de gran profundidad y nos ayudaron a seguir «desafiando lo imposible»
Pasamos dos años, con una mezcla de angustia por no ver un pequeño rayo de sol en nuestro oscuro cielo y por otro lado de esperanza que un día pudiéramos ver la mano de Dios, haciendo lo que para nosotros era «lo imposible»
Y por fin ese día llego. El problema más importante que teníamos, era la deuda de muchos miles de dólares, asociada a una tarjeta de crédito. Una tarde al regresar a nuestra casa encontramos en el buzón un sobre con el resumen de cuenta de dicha tarjeta y abrimos el sobre con mucho temor, pensando que podía ser el fin.
Quizás te estés preguntando, por qué teníamos miedo, si teníamos tanta fe. La respuesta es sencilla, nuestra fe no es completa y casi siempre hay una pequeña dosis de temor e incredulidad por lo que pueda suceder. Nosotros pensábamos que Dios iba a salvar nuestra propiedad, pero por otro lado, Él podía decidir que lo perdiéramos todo, para luego darnos algo mejor. Todo era factible.
Cuando vimos el resumen, primero me fije si era el mío, porque no podía creer lo que estaba leyendo, la deuda estaba pagada, no me preguntes como, porque hasta el día de hoy sigue siendo un misterio, pero la deuda había sido cancelada. Fue en ese mismo momento cuando comprendimos que Dios había actuado como solo Él puede hacerlo.
A partir de este milagro, se fueron sucediendo otros, los que nos llevo a la convicción que para «desafiar lo imposible» la única manera es confiar y sobre todo esperar en Dios.
Hace ya diez años de esta tremenda prueba y siempre recordamos las palabras de mi amigo Dan, «Esperen con paciencia, porque Dios va hacer algo muy grande en sus vidas»
Esta situación y el hecho de haber experimentado el amor y el poder de Dios de una manera tan practica, nos sirvió de tal manera que hoy podemos compartir estos mensajes de vida contigo para que puedas ver que nada en este mundo se puede lograr, sin la ayuda de Dios.

                                   «Su especialidad; que lo imposible, sea posible»



domingo, 5 de septiembre de 2010

Rosas Rojas
Había una vez una rosa roja muy bella, se sentía de orgullosa al saber que era la rosa más bella del jardín. Sin embargo, se daba cuenta de que la gente la miraba de lejos.

A su lado siempre había un sapo grande y oscuro, por eso nadie se acercaba a verla. Indignada ante su descubrimiento, ordenó al sapo que se fuera de inmediato.

Está bien, si eso es lo que quieres, me iré, dijo el sapo. Poco tiempo después el sapo pasó por donde estaba la rosa y se sorprendió al verla totalmente marchita, sin hojas y sin pétalos.

Se acercó y le dijo: ¿Qué te pasa?, realmente te veo mal.

Y la rosa le explicó lo que ocurría: No entiendo lo que ocurre, pero desde que te fuiste las hormigas me han comido día a día y nunca pude volver a ser igual.

-Claro, contestó el sapo, cuando yo estaba aquí me comía a esas hormigas y por eso siempre eras la más bella del jardín.

Muchas veces despreciamos a los demás por creer que somos más valiosos, mejores que ellos, o simplemente porque pensamos que no nos "sirven" para nada.

Pero Dios no hace a nadie para que esté de sobras en este mundo, todos tenemos algo que aprender de los demás y algo que enseñar.

“Posiblemente aquellos a quienes ignoramos o menospreciamos, sean a los que sin darnos cuenta, más necesitamos”

sábado, 28 de agosto de 2010

Aprenderás
Con el tiempo… aprenderás la diferencia entre dar la mano y socorrer a alguien, aprenderás que amar no significa apoyarse y que compañía no siempre significa seguridad.


Comenzarás a aceptar tus derrotas con la cabeza erguida y la mirada al frente, con la gracia de un niño y no con la tristeza de un adulto y aprenderás a construir todos tus caminos sobre el presente, sabiendo que el terreno de mañana es incierto para los proyectos y el futuro tiene la costumbre de caer en el vacío.


Con el tiempo… aprenderás que el sol quema si te expones demasiado, y aceptarás que incluso las buenas personas pueden herirte alguna vez y que sólo necesitas perdonarlas…
Aprenderás que compartir puede aliviar los dolores del alma. Descubrirás que se tarda años en construir la confianza y apenas unos segundos en destruirla y que tú también puedes hacer cosas de las que te arrepentirás el resto de la vida.


Aprenderás que las nuevas amistades continúan creciendo a pesar de las distancias, y que no importa qué es lo que tienes, sino a quien tienes en la vida, y que los buenos amigos son la familia que nos permitimos elegir.
Aprenderás que no tenemos que cambiar de amigos, si estamos dispuestos a aceptar que los amigos cambian.
Te darás cuenta de que puedes pasar buenos momentos con tu mejor amigo haciendo cualquier cosa o simplemente nada, sólo por el placer de disfrutar su compañía.


Con el tiempo… descubrirás que muchas veces no acabas de apreciar a las personas que más te importan y por eso tendrás que aprender a decirles que las amas… nunca podemos estar seguros de cuando será la ultima vez que las veamos.


Aprenderás que las circunstancias y el ambiente que nos rodea tienen influencia sobre nosotros, pero finalmente somos nosotros los únicos responsables de nuestras decisiones y actos.


Con el tiempo… aprenderás que no nos debemos comparar con los demás, que sus vidas y sus virtudes sólo deben servirnos de inspiración.
Descubrirás que se necesita mucho tiempo para llegar a ser la persona que quieres ser y que el tiempo es corto.
Aprenderás que si no controlas tus actos ellos te controlarán a ti, y que ser flexible no significa ser débil o no tener personalidad, porque no importa cuan delicada y frágil sea una situación: siempre existen dos lados, dos posturas, dos mentalidades.


Aprenderás que héroes son las personas que hicieron lo que era necesario, enfrentando las consecuencias y que la paciencia sólo se adquiere con mucha práctica.


Descubrirás que algunas veces, la persona que esperas que te patee cuando te caes, tal vez sea una de las pocas que te ayuden a levantarte.


Con el tiempo… comprenderás que madurar tiene más que ver con lo que has aprendido de las experiencias, que con la cantidad de años vividos.
Descubrirás que hay mucho más de tus padres en ti de lo que pensabas. Que nunca se debe decir a un niño que sus sueños son tonterías, porque si te creyera sería una tragedia, porque le estarías robando la esperanza.


Aprenderás que cuando sientes rabia, estás experimentando un estado emocional propio y que esto no te da derecho a ser cruel.


Descubrirás que sólo porque alguien no te ama de la forma que tú quieres, no significa que no te ame con todo su corazón y que también hay personas que nos aman, pero que no saben como demostrarlo…
No siempre es suficiente que los demás te perdonen, algunas veces tendrás que aprender a perdonarte a ti mismo.


Con el tiempo… comprobarás que con la misma severidad con que juzgas, también serás juzgado y hasta es posible que seas condenado.
Aprenderás que no importa en cuantos pedazos se partió tu corazón, puedes estar seguro de que el mundo no se detendrá para que lo arregles.


Aprenderás que el tiempo no es algo que pueda volver hacia atrás, por lo tanto, debes cultivar tu propio jardín y decorar tu alma, en vez de esperar que alguien te traiga flores.


Con el tiempo… sabrás realmente lo que puedes soportar; comprobarás que eres fuerte y que puedes ir mucho más lejos de lo que pensabas.
Entenderás que realmente la vida vale la pena cuando tienes el valor de enfrentarla.
Pero lo más importante, es que puedes experimentar que no tienes que enfrentar la vida tú solo, porque Dios ha estado y está a tu lado para acompañarte y darle sentido a todo lo que has ido aprendiendo… con el tiempo.
jesus ,brillando en mi !