domingo, 15 de noviembre de 2009

El verdadero sacrificio mueve montañas!!


Esta es Raquel, una obrera de 31 años que se casó con un pastor de 36 años el pasado 31 de octubre. Cuando conocí a Raquel por primera vez, decidí escribir sobre su historia. No sólo porque su historia es muy singular, sino porque, a la vez, tiene un comienzo muy común, lo cual me inspiró mucho.


Raquel llegó a la iglesia cuando sólo tenía 14 años. Nació en un hogar católico, por lo que siempre creyó en Dios. Sin embargo, tanto ella como su familia sufrían muchísimo, y no sabían cómo usar toda esa fe para resolver sus problemas. Cuando escucharon sobre la Iglesia Universal en España, ellos comenzaron a asistir frecuentemente y los milagros comenzaron a producirse, uno por uno. Muy pronto Raquel se había enamorado de Dios y decidió entregar su vida a El por completo. Ella fue bendecida en todas las áreas de su vida, excepto una…


Un año después de haber llegado a la iglesia, su determinación en servir a Dios le condujo a convertirse en un miembro muy activo, pero no sólo dentro de la iglesia, sino principalmente fuera de la iglesia, diciéndole a todo el mundo que se cruzaba en su camino lo que Dios había hecho en su vida. Pero el tiempo pasó demasiado rápido y Raquel pasó de ser una adolescente a convertirse en una mujer madura en un abrir y cerrar de ojos.


Como ella nunca había salido con ningún chico, las personas que la conocían empezaban a hablar… pero lo único que se decía a ella misma era ‘aunque tenga que esperar hasta que me haga vieja esperaré, porque sé que Dios tiene a alguien preparado para mí.’


Ella participó en numerosas Champañas de Israel y a menudo sacrificó joyas, vacaciones, salarios y demás – todo por un único pedido: casarse con un pastor y servir a Dios en el altar para siempre. Fue una lucha dura, dolorosa, y lo peor de todo, una lucha en soledad.


El pasado julio, a los 31 años de edad, Raquel decidió sacrificar algo que nunca antes había tenido el coraje de sacrificar. Ella tenía un maravilloso armario lleno de ropa bonita (su pasatiempo favorito siempre había sido la ropa y la moda). Vendió toda su ropa y se quedó con una sola camiseta que llevaba día tras a día al trabajo y a la iglesia. En el momento que ella hizo ese voto con Dios, ella sintió una gran paz en su interior… ‘Ahora depende de Ti, Señor. Nunca más te pediré lo mismo otra vez – te he dado literalmente todo por este sueño y a partir de ahora, lo único que haré, será confiar en Ti.’


Dos meses después, aquí estaba yo, hablando con una amiga por Skype, y como quien no quiere la cosa, le pregunté si ella conocía alguna mujer joven que podría ser una buena esposa de pastor. Ella me habló de Raquel y me envió sus datos aquella misma tarde. Yo se lo reenvié inmediatamente al pastor, y poco después él me llamó diciendo ‘¡ES ESTA!’


Este pastor había visto toneladas de candidatas y con seguridad esta elección no se basaba en la apariencia o la personalidad. Era algo diferente…


Ese mismo fin de semana, Raquel vino a Houston para conocer al pastor. Se enamoró de él y se casó un mes después. ¡Nunca habían sido tan felices!


Dios es consciente de todos nuestros sacrificios y oraciones, pero la pregunta es, ¿Somos nosotros conscientes del tiempo perfecto de Dios? Cuando la bendición viene de Dios, es segura, no existen dudas y es perfecta porque llega en el momento exacto. Si tú haces tu parte y confías en El, la bendición llegará a pesar de lo imposible que parezca. Será una verdadera bendición.


Raquel esperó 15 años para conocer y casarse con su primer novio, el hombre de Dios con el que siempre había soñado. A ella no le importó esperar, no le importó confiar, y por eso a Dios tampoco le importó bendecirla con un milagro.

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